-¿ viaje de negocios? – Pregunto el chofer.
No lo había notado, pero el conductor ya le había hecho varias preguntas sin haber hallado respuesta de parte suya.
El taxi avanzaba lentamente, a través de una congestionada avenida que no hacia mas que alargar y acrecentar el deseo que sentía de largarse de esta ciudad que tanto le estaba molestando últimamente.
Los ruidos, las bocinas desesperadas, todos gritan. Una luz, alguien corre; quisiera quitarse la camisa, .......el mar, cuanto daría por estar otra vez frente al mar. No entendía como había terminado viviendo en un hoyo en medio del ruido de la ciudad, luego de aquellos maravillosos años de vida frente a la paz y magia del hermoso mar que alegraron los primeros recuerdos de su infancia.
Siempre sintió algo especial por el mar. Si quería pensar... iba allí, nunca lo supo bien, pero era como si esa gran masa de agua tuviera algo para él, era una paz, un sentimiento extraño que entraba en su corazón y le hacia entender que había algo hermoso preparado para él. Era como si el gran océano tuviera lo que tanto buscaba; pero aun no se lo daría.
- Estamos aquí – replico el taxista.
Sus pensamientos lo habían absorbido tanto, que no había notado que estaba ya en la estación del bus.
*
El viaje hacia Trujillo fue largo y cansado. No había logrado dormir, invadido por recuerdos de los cuales huía, pero que lo seguían, corriendo detrás de un bus que estaba lleno de aquellos los pensamientos que, al no caber en su mente, merodeaban frente a el; Y le demostraban que lo que lo atormentaba no estaba cerca de el, sino dentro.
Miro por la ventana y le pareció ver entre las rocas, un rostro familiar. Escucho la voz de su ex novia diciéndole que lo odiaba. El gerente del banco le gritaba desde una árbol los problemas en sus cuentas. Como una estrella fugaz, veía caer el avión que llevaba su carga.
Su ex novia....... el gerente... el piloto del avión....... la jefa de aduanas...... todos estaban en el bus. Él corrió, o quiso hacerlo, pero sus pies estaban unidos con una cadena con nombres de sus amigos inscritos en cada eslabón. Su voz era acallada por el sonido del mar. Lo llamaba, le decía: ven a mí. Quería entrar al mar, quería cobijarse en él. El bus flotaba en el mar. No, no era agua. Era fuego...... todos se reían..
Él estaba a punto de llorar cuando la voz de la terramoza, anunciando él termino del viaje, lo despertó de aquella pesadilla.
**
Trujillo era una ciudad por la cual sentía mucho amor; había vivido por 2 años allí y había hecho amigos que jamás olvidaría. Era por eso que estaba allí; esa ciudad, que le guardaba tantos gratos recuerdos , seria – según pensaba – la única que podría darle la paz que tanto necesitaba para ordenar sus ideas y tomar algunas decisiones que podrían cambiar su vida.
Ver a sus amigos fue algo que le dejo un buen sabor y la sensación de mejora que estaba esperando; sin embargo, había algo que le hacia pensar y sentir que este viaje le daría mucho mas de lo que podía imaginar.
Ahora en su habitación, sentado frente a ese gran escritorio, pensaba en como empezaría a escribir aquel libro que había estado postergando por tanto tiempo. Las imágenes revoloteaban en su mente, tenia miles de ideas pero nada parecía realmente interesarle. El papel seguía en blanco, como reclamándole algo que le pertenecía. Esa mañana había estado casi 2 horas frente a el y eso empezaba a molestarle. Había perdido la cuenta de las veces que se había sentido así: EN BLANCO.
Decidió salir del cuarto e ir hacia el lobby del hotel; y no es que le gustara estar allí, por el contrario, pero esta vez deseaba hacer cualquier cosa para quitarse esa extraña sensación que le embargaba – como si estuviera esperando algo, aun si saber que - y pudiera concentrarse en la historia que debía escribir.
Era un salón grande y espacioso, adornado en sus paredes con pinturas de paisajes naturales, lo cual le daba al lugar un aspecto muy apacible.
Los huéspedes solían reunirse allí a charlar alrededor de unas pequeñas mesas, donde aprovechaban para conocerse unos a otros.
A Javier le intimidaba un poco ese lugar, nunca había dejado de sentir un poco de temor al hablar con desconocidos, pero, a medida que bajaba, aquellas grandes escaleras , le parecía como si buscara a alguien en ese salón.
Paseo su mirada por entre las mesas, no sabia que buscaba, solo paseaba la vista como si supiera que al solamente verlo, sabría que era lo que trataba de hallar.
***
Jhamel se hallaba allí hace un rato. Recién llegada a la cuidad y sin alguien que le guiara, se sentía medio asustada. Era la primera vez que se aventuraba a viajar sola y menos aun sabiendo que en aquel lugar no habría ningún conocido que pudiera ayudarle.
El destino le había jugado una mala pasada, entrego su corazón a alguien que no le correspondió y, peor aun, tomo a la ligera el profundo amor que ella sentía . Decir cuanto lloro, seria quedarse corto. Sus amigos le habían convencido de que tal vez un viaje como este le ayudaría a sobreponerse y por fin tomar la decisión de olvidar un pasado que, aunque doloroso, seguía abrazando.
No sabia que hacer; Sentada en el lobby pensaba en las actividades que podría llevar a cabo en esta cuidad que, tenia la fama de ser un lugar ideal para enamorarse; sin embargo, eso era lo ultimo que quería en ese momento.
De los parlantes, estratégicamente escondidos por entre aquel salón, comenzó a sonar una canción. Nunca antes la había oído, pero era como si le sonara familiar, era como si le estuviera hablando:
No siempre las cosas son como debieran ser,
No siempre se puede tener la razón....
Siempre penso que era alguien fría en lo romántico. Se consideraba a sí misma como alguien ¨mas practica¨ para esas cosas. A pesar de todo, la letra de la canción absorbió de su interior un suspiro. Era como empezar a soñar:
Tú eres como un sueño,
Y yo tan solo un pobre soñador....
No entendió como, pero se empezó a preguntar, si eso seria el inicio de algo nuevo o solo su imaginación que le estaba haciendo bromas a su razón:
Tú eres como un sueño,
Y de este sueño nunca quiero despertar.
Por eso, mis ojos nunca quisiera volver a abrir.
Soñando, así es como quiero vivir...
Sumida así, en sus pensamientos, no había notado, que ahora, allí mismo, tenia parado frente a ella a un hombre observándola.
Al parecer él le dijo algo que ella no entendió, por estar flotando entre las notas y las letras de aquella canción desconocida, pero ahora tan personal.
- Siento molestarle, pero le vi un poco preocupada y pense que tal pueda ayudarle en algo.
Ella quería gritar que si, que la habían engañado; que sus amigas le dijeron que viajara para olvidar un mal amor..... pero decidió solo callar y solo dijo que no conocía la ciudad.
- Si desea puedo encargarme de eso – respondió Javier.
- ¿ De veras? Me seria de gran ayuda.
- Claro, estaré aquí algunos días y conozco un poco esta ciudad. Además, así ya tendré a alguien que me acompañe a cenar – dijo Javier, con esa sonrisa que ella creía hermosa.
El no sabia porque estaba diciendo todo eso, no eran sus planes; Pero no podía callarse.
Cuando la divisó, mientras descendía por las escaleras, supo que debía acercarse y, ahora cerca, sentía que no debía alejarse.
Conversaron buen rato. Ambos eran de lima y al parecer también escaparon por razones parecidas de aquella ciudad.
En sus respectivas habitaciones, ninguno sabia que pensar. Javier pensaba en ella. Jhamel, tenia miedo, pero acepto cuando él la invito a pasear. Parecía bueno, mas no por eso, dejaba de parecerle extraño la forma en que se conocieron y el lugar tan distante al de donde nacieron. ¿ Que seria eso? No lo sabían.
***
De todas las playas de Trujillo, Huanchaco es la más concurrida. Personas de todas partes vienen allí, ansiosas de gozar de los placeres que, según dicen, esta playa sabe ofrecer. Se ve gente de todo tipo. Desde rubias en pequeños trajes de baño, hasta señoras con sus hijos, rodeando una olla, traída de casa, la cual contiene el almuerzo para el largo día de diversión.
Es un lugar hermoso y diverso, es como si tuviera un encanto que atrae y abraza a todo aquel que ose acercarse a sus orillas a contemplar el sol y su mar tan cristalino y tan lleno de personas dispuestas a aplacar el calor en lo refrescante de sus aguas. Las costumbres diversas y las razas dan paso a la perfecta unidad de propósito que reúne a cada concurrente con el fin de pasarla bien.
Quizás por eso, Javier la llevo allí. Caminaban por la playa y charlaban acerca de ellos. Era tarde y la gente se retiraba lentamente a sus hogares, como despertando de un encanto que los había tenido prisioneros allí, y que ahora, los hacia sentir una especie de pena, por tener que abandonarlo.
Ahora frente al mar, el se sentía como en casa. Él la llevo para que el mar la conociera. Ese era su lugar favorito, sin importa que lugar del mundo fuese; era el mismo océano. El mismo que tantas veces había oído sus lamentos y preguntas. ¿ Pero porque allí? ¿ Quizás para que el mar supiera que él la había por fin hallado? – Se preguntaba así mismo. ¿Seria que se la estaba presentando al mar?
A cada palabra de Jhamel, el corazón de Javier se alegraba. Era como si su voz, su sonrisa, sus ojos, cada parte de ella, era la pieza de un rompecabezas, que lentamente, se iba armando en su interior. Había analizado mentalmente cada punto y cada detalle de aquel encuentro ¿casual?, El no lo creía así. Pensaba que todo estaba siendo manejado por una fuerza mayor; era como si el mismísimo Dios hubiese deseado que las cosas fueran así.
A medida que caminaban, iban conociéndose el uno al otro. Charlaban sobre sus sueños y decepciones, sobre sus familiares y amigos. Ellos hablaron de todo, pero de lo que empezaban a sentir, no decían nada. Y es que cada palabra Javier pensaba que Jhamel era alguien especial, mientras ella no dejaba decirse a sí misma que, tal vez, él era a quien ella tanto había esperado.
El sol empezaba a ocultarse, así que decidieron sentarse y observar, ese maravilloso espectáculo que ofrece el astro rey, al esconderse tras el mar.
El cielo brillaba como si estuviera envuelto en llamas. El la abrazo lentamente y ella selo permitió aferrándose fuertemente a su brazo.
- Siempre soñé con ver una caída de sol – dijo ella – pero nunca imagine que tendría que venir hasta Trujillo y verla con alguien a quien jamas pense conocer.
- ¿Cambiarías este momento – interrogo Javier – lo hubieras preferido de otra manera?
- No – ella lo miro dulcemente – si hubiera sabido cuan hermoso seria, hubiera tratado de conocerte antes.
Él supo que ese era el momento. Su corazón latía fuertemente, como nunca; le decía que ella era, que se había terminado la búsqueda. Javier la miro a los ojos y le dijo:
- daría todo por permanecer para siempre aquí y contigo, y aunque el lugar cambie, podría y quiero estar contigo, por siempre
Ella sonrío y Javier lentamente se acerco hasta darle un beso. Ese beso que sellaría para siempre aquello que empezaba de la manera más inusual, pero a la vez, más hermosa.
***
De regreso a lima, él le observaba dormir y pensaba en como todo se había ido enlazando, de tal manera, para que las cosas así pasaran. Tenia a la mujer que querria siempre y la halla en la ciudad que siempre amaría. Despertó a Jhamel con un beso. Ella lo abrazo y le devolvió el beso con una sonrisa.
De pronto le sobrevino el recuerdo del cuento que aun no escribía. El papel seguía en blanco, pero una sonrisa le abordo al pensar, en que ahora si tenia algo para escribir.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
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